
El huerto escolar como recurso educativo.
El Huerto Escolar es un recurso educativo, una herramienta con la que los niños y niñas pueden conocer de manera práctica las distintas tareas que han de realizarse para obtener los frutos que nacen de la tierra y valorar y respetar la naturaleza. Conocer y respetar los tiempos de crecimiento de las plantas, desarrollando actitudes tan esenciales como la paciencia y el sentido de la responsabilidad y cooperación comunitaria. Disponer y trabajar de forma sistemática con un recurso educativo de este tipo, aumenta la sensibilidad de los alumnos/as hacia cuestiones medioambientales de vital importancia hoy en día, además de fomentar hábitos de alimentación saludables (de alimentos frescos, de temporada y orgánicos). Haz clic en «Leer más»
Es interesante transmitir esto desde que los niños son pequeños, por eso desde el Programa de Formación Profesional Dual @prendizext- Monesterio VII (Especialidad de Dinamización de Actividades de Tiempo Libre Educativo infantil y juvenil), se tomó la iniciativa de dinamizar un huerto escolar en el CEIP El Llano. Esta idea fue muy bien acogida por el equipo directivo facilitando todos los medios a su alcance para que hoy, después de casi un mes de trabajos preparatorios, por fin tengamos una huertina escolar en el Llano. Todos los alumnos/as de Primaria han participado la semana pasada, (29 y 30 de abril) en la siembra de los semilleros y las plantas en la tierra, y colaborarán en las futuras labores de cuidados, riego, recolección, etc. Esta semana lo harán los alumnos/as de Educación Infantil. Lechugas, tomates, pimientos, berenjenas, patatas, ajos, cebollas, zanahorias, rábanos, remolachas, pepinos, calabacines, girasoles, maiz, fresas, canónigo, orégano, hierba buena y perejil es lo que se ha plantado hasta ahora y esperamos crezca en nuestra huertina escolar.
Está siendo una experiencia muy grata para todos; de siembra, de aprendizajes, de colaboraciones, … que esperamos vea sus frutos en esta temporada y en próximas también. Deseamos que todos aprendamos de todos, y fundamentalmente aprendamos a valorar la tierra que nos da los frutos. En esto quizás nunca dejemos de ser aprendices, pero mientras sigamos sembrando semillas, sonrisas y valores, sentiremos que cada paso merece la pena